En Chiapas hay una conflictividad generalizada desde varios ámbitos, actores locales, municipales, vinculados a partidos políticos que generan acciones de violencia; grupos de choque vinculados a ayuntamientos para crear un ambiente de ingobernabilidad y justificar el uso excesivo de la fuerza pública en contra de movimientos en resistencia. La seguridad ha servido de argumento para justificar la presencia militar con el pretexto de combatir el crimen organizado, con el cual se controla el territorio.